miércoles, 28 de mayo de 2014

THE AMAZING SPIDER-MAN 2: EL PODER DE ELECTRO

Si bien The Amazing Spider-Man (2012) no decepcionó, no fue precisamente la mejor película que protagonizó el Hombre Araña. Gracias al director Marc Webb, veíamos en la gran pantalla la esencia del cómic, el Spider-Man natural y cómico que se balanceaba en las viñetas del cómic. Y a pesar de este significativo acierto, no fue capaz de lograr el unánime aplauso de la platea. Ahora, el director regresa con la secuela de esta saga para intentar convencer a aquellos que no cautivó su primera entrega… ¿Lo consigue? 

Utilizándola como hilo conductor que aúna ambas entregas, el director continúa explorando la misteriosa trama que gira entorno a Richard y Mary Paker. A pesar de que Webb prefiere seguir sin darle gran peso en la película a la trama protagonizada por los desaparecidos padres de Peter, desvelará mucho más sobre dicha historia en esta entrega que en la primera, llegando a relacionar los misteriosos hechos que rodean sus muertes con el presente de Peter y, sobre todo, con la empresa Oscorp. Pero esta no será la única trama que gire en torno a la organización fundada por Norman Osborn, ya que la corporación servirá como esqueleto del film al ser el epicentro de todas las tramas que en ella veremos. 

Por un lado, Oscorp le ofrece a Webb la excusa perfecta para hacer debutar en la gran pantalla la versión de color de Max Dillon, personaje llamado a convertirse en el villano Electro. Igualmente, esta también servirá para introducir a Harry Osborn, amigo de la infancia de Parker e hijo del dueño de Oscorp. Todas estas historias se unirán a las ya protagonizada por Parker y Gwen. De este modo, durante la película, iremos viendo el desarrollo y de los personajes y cómo sus respectivos caminos van cruzándose entre sí. 


Y es aquí, en los personajes y sus relaciones, donde el director realiza un gran acierto al enfocar a la película con cierta seriedad y madurez, construyendo unos personajes complejos y en desarrollo. Así, a pesar de ser las tramas personales uno de los puntos fuerte de la película, el director sabe cómo desarrollarlas sin llegar a caer en el edulcorado romance que muchas veces se le achaca a la saga. 

Pero, a pesar de darle dicho enfoque serio y maduro, Webb muestra gran respeto al material original al volver a reflejar en la película al Spider-Man más comiquero: el trepamuros que muestra su cercanía y humanidad a la par que lanza chistes y atrapa a los malos de turno. Además, no son pocos los guiños a los cómics que aparecen en la pantalla.

A esto contribuye también el trabajo de Andrew Garfield, quien comprende al personaje adolescente y logra meterse bajo su piel. Tampoco se queda atrás Emma Stone, quien interpreta a Gwen Stacy creando una gran química entre su personaje y el de Garfield. Por otro lado, Fox y, sobre todo, DeHaan, hacen unas interpretaciones con las que nos ofrecen unos villanos mucho más interesantes que el que apareció en la primera película. 

Pero aunque la película posea muchos puntos fuertes, esta no se encuentra exenta de desaciertos. El primero, el no lograr conectar completamente los dos lados de la película: la parte de las historias personales y la parte superheróica. Si bien este aspecto no llega a suponer un desajuste en el film, sí que quedan un tanto fuera de contexto las historias conspirativas y científicas relacionadas con Oscorp. De este modo, nos encontramos con una película cuyo desarrollo cuenta con varios altibajos. 

A pesar de estos momentos de bajón, la película vuelve a enganchar de forma espectacular con unas escenas realmente muy buenas. Y este es otro de los puntos fuertes. Las persecuciones, las peleas, los balanceos… Todas estas escenas se encuentran ingeniosamente desarrolladas y filmadas consiguiendo llevar la acción a límites realmente asombrosos. Pero si bien hay que destacar algo, es la escena inicial de Parker y, sobre todo, esa emocionante escena final que se consagra como lo mejor de toda la nueva franquicia. 

Conclusión: A pesar de que Webb continúa sin presentar una película exenta de “peros” y que convenza a todos por igual, nos encontramos con una secuela más que recomendable para cualquier seguidor del noveno arte en la que volvemos a ver al auténtico Spider-Man de los cómics. Superando a la primera entrega, el director asienta la película en sus dos puntos fuertes: la acción y las relaciones personales, dos elementos que se van sucediendo a lo largo de esta alcanzando grandes y memorables momentos.

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