lunes, 23 de febrero de 2015

BIRDMAN O (LA INESPERADA VIRTUD DE LA IGNORANCIA)

En 2014, Boyhood hacía historia en el cine al estrenarse tras 12 años de grabación. La narración del crecimiento del joven Mason conquistó tanto a la crítica como al público por su calidad y por la hazaña que perpetró el director Richard Linklater. Pero en este recién acabado 2014 no solo se marcó la historia del cine con este gran proyecto, pues con un idea no menos rompedora llega Birdman o (la inesperada virtud de la ignorancia), una película montada íntegramente como una única escena.

Con ella, el director Alejandro González Iñárruti abandona los dramas que tantos éxitos le dieron (como 21 gramos, Babel o Biutiful) para probar suerte con uno de los géneros menos valorados: la comedia. Pero, realmente, poco tiene de arriesgado ninguna película cuando reúnes a un reparto que incluye a actores de la talla de Edward Norton, Emma Stone, Naomi Watts o Michael Keaton, el veterano actor que tras triunfar en la transición de los 80 a los 90 con su “I´m Batman”, parecía que pocos éxitos más les depararía su trayectoria como actor.

Birdman cuenta las aventuras de un grupo de teatro liderado por un actor que, tal como le ocurre al propio Keaton, busca reencontrarse con el éxito tras haber sido la estrella hollywoodiense que un día interpretó una taquillera saga superheróica... Luchas de egos, actores del método y rencillas entre torturados personajes son las piezas clave de esta comedia negra presentada como un sitcom, una trama carente de eje central potente pero que reflejará las difíciles y surrealistas vivencias de sus personajes de forma única. Porque en Birdman, lo importante no es lo que cuenta, sino cómo lo cuenta.

Desde un principio, la cinta te atrapa y sumerge en el teatro St. James, el cual se convertirá en un actor más al desarrollarse la película casi de forma íntegra en su infinito laberinto de pasillos y camerinos. Además, la personal estética que lucen sus paredes y tapizados imprime a la película espíritu y encanto propio.


Pero si atrapante resulta la estética que tiene la película con sus cuidados colores y decorados, la realización de la cámara diseñada por Iñárritu es completa y absolutamente hipnotizante. Durante los 119 minutos que dura la película, nos encontramos con una única toma, un plano secuencia que nos lleva desde las más profundas e íntimas entrañas del teatro hasta la multitudinaria Times Square, pasando por las bambalinas, los bares de copas, el patio de butacas y las tablas del teatro. Un auténtico trabajo milimétrico de ingeniería que ya de por sí hace de esta película una joya del cine, una clase magistral de planos, fotografías y dirección de cámara. Nada más comenzar la película, lo único que el espectador desea es que la cámara no pare de grabar, de bailar por los pasillos y camerinos de la mano de esta peculiar compañía de teatro.

Pero no solo de secuencias (o más bien secuencia) imposibles y de encantadores diseños vive Birdman. Michael Keaton recorre el camino que ya hizo el año anterior Matthew McConaughey y resurge de la manera más formidable posible... Más que regresar, irrumpe de nuevo en el juego de la interpretación. Su caracterización de Riggan es completa, creíble y llena de matices. Un loco en su afán de triunfo que ha de cargar con su vida hasta la cumbre del éxito. Pero si brillante es el antiguo Batman, este encuentra una réplica a su nivel en Edward Norton. Decir que el actor de American History X es un genio no es nada nuevo, pero en esta ocasión el actor derrocha toda su carisma para interpretar a un personaje tan canalla y cínico como encantador. Sin lugar a dudas, una de las mejores interpretaciones del año. 


Y  complementando la brillante labor actoral del reparto, Emma Stone aborda un personaje complejo desde la sensibilidad para mostrarnos la martirizada hija de Keaton. A la zaga van Naomi Watts, Zack Galifianakis y Andrea Riseboroug, quienes a pesar de no brillar con la misma intensidad cegadora que Norton, Kane o Stone, cumplen de forma admirable al no desentonar entre tanto genio.

Completando la formación íntegra de los personajes, nos encontramos con unos diálogos ingeniosos, críticos, chispeantes y, en general, brillantes, dejándonos momentos y líneas para recordar, de esas que golpean y no se olvidan.

Aderezando esta atmósfera de genios y genialidades, Antonio Sánchez compone una banda sonora vibrante que, a pesar de su escasa presencia, nos ayudará a sumergirnos en la locura de estas pobres gentes que intentarán sobrevivir al estreno de la obra.

Por otro lado, lejos de encontrarnos una película meramente técnica o estética, el director hace de esta historia un ejercicio de crítica y reflexión que no dejará indiferente al espectador. Blanco de sus ácidos comentarios es el actual amor del cine por los blockbusters (y especialmente los superheróicos), la sociedad que ve su vida a través de los móviles, la propia crítica... Y ayudando a crear esos personajes profundos, plantea cuestiones como cuál es el precio de la fama y si todo vale en esas búsqueda de las mieles del éxito, entre otras muchas.


Conclusión: Actuaciones, secuencias, mensaje, fotografía, estética… Sublime. El  ambicioso e inteligente trabajo realizado por González Iñárritu hace que Birdman sea de todo menos una virtud inesperada. 

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