Aunque el destino aún le deparaba al noveno arte la insondable década de los 90, aquellos locos de los 70 que, tal como afirmaba el resto de la sociedad, desperdiciaban su vida guionizando y dibujando cómics, pensaron que lo peor ya había pasado cuando vencieron el fuerte yugo censor que les había implantado la CCA. Se abría la década de los 80, una época destinada a marcar de forma definitiva el cómic, pues fue en este momento de fertilidad creativa cuando Chris Claremont lideró la más aclamada formación de los X-Men, cuando Neil Gaiman nos llevó al onírico mundo de Sandman, cuando Marv Wolfman desató la Crisis en Tierras Infinitas…
Pero, a pesar de este festival de calidad descontrolada, tan solo fueron tres los autores que lograron grabar con letras doradas su nombre en la historia del cómic cambiándolo por completo: Art Spiegelman, quien recogió el relato de un superviviente en Maus; Alan Moore, responsable de sentar cátedra en el género superheróico con Watchmen, y Frank Miller…
Fue este último quien, hastiado de ver como el crimen incrementaba a diario mientras que los medios informativos miraban hacia otro lado, se lanzó a dar su réplica, su grito de desesperación, a través de Batman: El Regreso del Caballero Oscuro.
Para esta historia, Frank Miller decidió llevar al protector de Gotham hasta un futuro que bien se podía haber enmarcado bajo el sello ElseWorlds. En él, nos encontramos con un Bruce Wayne viejo y cansado que hace una década que abandonó su cruzada contra el crimen. Ahora disfruta de un rol más acorde con su vida de multimillonario, participando en carreras de coches y apreciando la bebida mientras recuerda el tiempo pasado con viejos amigos… Pero, a pesar de que la mayoría de villanos se encuentran entre rejas, el crimen y la corrupción continúan azotando Gotham. Esta desesperada situación hará que Bruce abandone su retiro para liberar a su ciudad de aquellos que la empujan hacia el abismo.
Si, como comentábamos, la década de los 80 fue testigo de un aluvión de obras maestras, muchas de ellas pertenecieron a Frank Miller, quien nos brindó obras tan icónicas como Batman: Año Uno, Ronin, Lobezno: Honor o su etapa en Daredevil. Y a pesar de la indudable calidad de estas, El Regreso del Caballero Oscuro logra sobresalir de forma apabullante en el brillante catálogo del de Maryland.
Para esta historia, Frank Miller no se pierde en pozos de ambición buscando crear la trama más ingeniosa o sorprendente, pues, directamente, no rige el cómic entorno a una trama única o central. Así, la obra se encuentra dividida en 4 capítulos, en cada cual se narra una mini-historia que forma parte del gran mosaico final.
A través de estas cuatro historias vemos como el Caballero Oscuro y su entorno cobran vida para ser ellos mismo quienes marquen el desarrollo del cómic. Esto hace que vayamos viendo desde el punto de vista del protagonista y sus aliados, como Gordon o la nueva Robin, el deterioro sufrido por Gotham y el irremediable regreso de Batman.
En la construcción de la trama a través de los personajes, Miller recurre a unos geniales cuadros de texto en los que refleja los sentimientos y pensamientos de sus protagonistas. Es en este campo donde el guionista brilla con luz propia, llevando el nivel de profundidad de sus personajes a altas cotas emocionales y cargándolos de un gran dramatismo. Esta labor de introspección en sus personajes destaca especialmente a la hora de extraer los sentimientos de Bruce Wayne, siendo este uno de los cómics que mejor ahondan en su interior y en la dicotómica relación que mantiene con el Caballero Oscuro.
El resultado es una impresionante mezcla de emoción, épica y dramatismo que deja auténticas escenas memorables, como el momento del resurgir del justiciero. En la creación de dichas escenas memorables también es fundamental la habilidad narrativa de Miller, quien guía la trama hábilmente demostrando un férreo control sobre el ritmo del cómic. Así, este es capaz de ir desarrollando la historia con gran intensidad a la par que combina grandes escenas de acción y profundiza en la oscuridad del protagonista.
Por otro lado, otros de los pilares fundamentales de este cómic es la dura crítica social. La manipulación de la TV, la Guerra Fría, el adoctrinamiento de la juventud, los valores morales… Todo ello se satiriza en las páginas del cómic, dando al lector un acercamiento a la forma de ver la sociedad de Frank Miller.
Además, el seguidor de Batman disfrutará viendo la acertada adaptación futurista que realiza Miller de personajes tan icónicos como Catwoman, Alfred, Gordon, Joker, Dos Caras, Oliver Queen o Superman. Y todo ello sin mencionar a uno de los personajes claves en la historia, Carrie Kelly, la creación personal del autor que se enfundará en el traje de Robin y que ayudará a dimensionar la personalidad de Bruce.
Pero Miller no solo se encarga del guion, pues también se hace responsable del apartado gráfico del cómic. Como dibujante, Miller mantiene su personal estilo, creando unos personajes con rasgos rígidos, pero no tanto como llegaríamos a ver en su posterior 300. Además, al igual que hace con el guion del cómic, este realiza unos dibujos altamente inteligentes que gozan de una gran capacidad narrativa, ayudando así a recrear las escenas míticas ya mencionadas. Al trabajo final de Frank Miller también contribuye la muy genial labor de entintado de Klaus Janson y de coloreado de Lynn Varley.
La editorial ECC publica esta obra culmen del género dentro de su colección Grandes Autores de Batman. Manteniendo las características de dicha línea, nos encontramos con un tomo cartoné que cuenta con 240 páginas cargadas de extras que van desde bocetos y comentarios de los autores hasta ideas rechazadas. Todo ello a un más que justo precio de 22, 50 €.
Conclusión: Sin lugar a dudas, esta obra de Frank Miller es el cómic definitivo sobre el Caballero Oscuro. Con un guion inteligente, intenso y atrapante, este nos plantea una historia completamente original a la par que capta la esencia del personaje y toda su mitología. Una auténtica maravilla del noveno arte que no debe faltar en la estantería de ningún seguidor del género.
Una de esas historias ya clásicas. Imprescindible.
ResponderEliminarSí. A mi me encanta especialmente el primer capítulo, en el que muestra el debate interior de Bruce Wayne. Simplemente soberbio.
Eliminar¡Me encanta este comic! lo tengo aquí mismo al lado jejeje..
ResponderEliminarSaludoooss
jajaja es uno de esos cómics que siempre conviene tener cerca ;) Todo un must have!
EliminarBuena reseña pero... el autor de "Maus" no se llama Albert Spielbergman, es "Art Spiegelman"
ResponderEliminarDisculpa el error y muchas gracias, tanto por una cosa como por la otra :) Ya está corregido!
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