lunes, 21 de abril de 2014

BATMAN: DARK MOON RISING

Tras guionizar el primer encuentro entre Superman, Batman y Wonder Woman en Trinity, el creador de Grendel y Mage, Matt Wagner, quería continuar escribiendo a los personajes principales de DC centrándose en sus respectivos orígenes. Así, en un principio buscó hacer el Batman: Año Uno de Superman, pero al conocer que Mark Waid se encontraba realizando un proyecto similar junto a Leinil Francis Yu en Superman: Legado, este decidió seguir con el Caballero Oscuro retomando la historia de sus orígenes. 

Bajo esta premisa creó Dark Moon Rising, una saga compuesta por Batman y los Hombres Monstruo y Batman y el Monje Loco, dos cómics basados en historias pertenecientes a principios de la década 40 en las que veíamos a un Caballero Oscuro relativamente recién iniciado en su cruzada. En sendas obras, Wagner, autor completo de la saga, retrocede hasta la Edad de Oro ubicando los hechos tras Batman: Año Uno y antes de Batman: El Hombre que Ríe. De este modo, Matt Wagner busca mostrar la época en la que el Caballero Oscuro pasó de combatir el crimen organizado a luchar contra los denominados supervillanos, una temprana época en la carrera del personaje en la que la aparición de pintorescos villanos aún no habían tenido lugar y el Caballero Oscuro veía próxima el fin de su cruzada contra el crimen.

Batman y los Hombres Monstruo 
La historia nos presenta a un joven y optimista Bruce Wayne cuya experiencia aún no se ha visto sometida a las duras pruebas que el futuro le depararía. Así, a la par que este guarda cierta esperanza de acabar en breve con la criminalidad de Gotham, mantiene una relación estable con la joven Julie Madison. Pero, mientras que el alter-ego de Bruce Wayne va cerrando el cerco sobre uno de los más importantes apoyos del Romano, Sal Maroni, aparece en juego por primera vez el doctor Hugo Strange. Este, en su afán por romper las barreras físicas de su menguado cuerpo, ha estado haciendo experimentos genéticos que han tenido como fruto unas criaturas salvajes muy diferentes a todo lo que el Caballero Oscuro se ha enfrentado hasta entonces… 


Durante el transcurso de la trama, los caminos de los personajes irán entrelazándose para crear una historia que irán contando cada uno de los mismos desde su punto de vista. De este modo, el guionista dota de personalidad a los principales protagonistas retratando las reacciones de la inteligente Julie Madison ante las repentinas y habituales desapariciones de su novio, las extorsiones de Maroni al padre de Julie, Norman Madison, y al doctor Strange, los motivos de los actos del científico y sus avances científicos…

Así, nos encontramos con un amplio elenco de personajes que ha sido elegido cuidadosamente para ubicar el cómic en el momento que el autor deseaba, justo entre Batman: Año Uno y El Hombre que Ríe. Teniendo en cuenta el esfuerzo del autor por hacernos retroceder hasta esa época, la Época de Oro, no extraña encontrarnos en la trama a Julie Madison, uno de los primeros intereses amorosos del Caballero Oscuro que apareció a finales de los 30 en el número Detective Comics #31

Atendiendo de nuevo a ese interés de regreso al pasado, Wagner presenta a Strange como el villano de la obra, siendo este personaje considerado como el primer supervillano al que tuvo que hacer frente Batman. Así, la oportuna aparición del personaje encaja perfectamente con la intención del guionista de mostrar esa etapa en la que el Vigilante de Gotham aún no había tenido ningún encuentro con lo sobrenatural. No tan antiguos son los personajes a los que recurre para ubicar el cómic posterior a Batman: Año Uno, ya que el guionista mete en la trama al Romano y, principalmente, Sal Maroni. A este amplio elenco de personajes el guionista incorporará un par de su propia creación, como Norman Madison o Sanjay, el ayudante de Hugo Strange. 

El resultado final es una trama inteligentemente llevada por Matt Wagner cuyo principal acierto es el uso que realiza del amplio elenco de personajes de los que dispone. Estos protagonizan una historia ingeniosa y, sobretodo, excelentemente desarrollada que logra atrapar al lector y que sirve para aunar las tramas mafiosas que había estado investigando el Caballero Oscuro con la primera aventura con personajes que escapaban de lo común, los supervillanos. 

Y, como comentábamos anteriormente, Matt Wagner es el autor completo de la obra, encargándose no solo del guionizarla, sino también de dibujarla. Así, este interés por llevar al lector hasta otro tiempo también se refleja en sus dibujos, los cuales tienen un toque pulp que evoca a aquella época. A pesar de que en ciertos momentos se le pueda echar en falta un poco de dinamismo, detallismo o de capacidad narrativa, sus personales diseños tienen un encanto innegable. Al resultado final del apartado gráfico contribuye también el brillante uso que el artista realiza de las luces y sombras y el inteligente trabajo de coloreado realizado por Dave Stewart quien, a pesar de faltar empeño a la hora de colorear varias viñetas, capta la esencia que pretende desprender el guionista con el cómic. 

Batman y el Monje Loco
La irrupción del doctor Hugo Strange y sus Hombres Monstruos en Gotham supuso el primer encuentro del Caballero Oscuro con lo paranormal. Su lucha ya no era solo contra mafiosos de la calaña de Maroni o el Romano, sino contra salvajes criaturas. Si bien aquella vez los hechos los podía explicar recurriendo a la ciencia, en este nuevo caso todo se volvía mucho más confuso… 

Una serie de cadáveres con marcas extrañas en el cuello y completamente desangrados comienzan a aparecer por Gotham... Todo ello apunta a algo a lo que el Caballero Oscuro se niega a creer. A pesar de esto, Batman, con la colaboración de Gordon, comenzará a indagar en un caso que le llevará hasta el Monje Loco y su Hermandad, una antigua secta que profesa devoción por la sangre y el sufrimiento de sus víctimas. Por segunda vez, el Protector de Gotham deberá enfrentarse a un problema que escapa a sus entendimientos. 


Los cadáveres sin una gota de sangre, las atroces heridas del cuello… y, de nuevo, la falta de pruebas tangibles. … Todo apunta a una conclusión… una palabra que mi analítica mente no puede aceptar aún. Lo más probable es que se trate de otro psicópata melodramático… alguien que cree que Gotham es ahora un lugar seguro para ¨criaturas de la noche¨. Una vez más odio considerar la posibilidad. En cierto modo… ¿he inspirado yo esto?” Bruce Wayne en Batman and the Mad Monk


Matt Wagner continúa su regreso a los orígenes del Caballero Oscuro mostrándonos sus primeros enfrentamientos contra lo paranormal. Siguiendo con su tarea realizada en la primera historia de la saga, Wagner retrocede hasta los primeros días del personaje recuperando el aspecto más heroico del mismo, sin llegar a abandonar durante esta historia más aventurera la faceta detectivesca del mismo. 

La trama se presenta como una continuación de la anterior, pues Wagner conecta ambas historias incluyendo a personajes como Norman Madison, Sal Maroni y Carmine. A pesar de que estos 3 no cuentan con el peso que tuvieron en Batman y los Hombres Monstruo, sí lo tendrá Julie Madison, cuya importancia se verá en aumento implicándose en la trama hasta el punto de correr su vida un peligro mortal. 

Si bien la calidad de esta historia no alcanza el nivel de la primera, nos encontramos con un cómic que tampoco se queda lejos del encanto de su predecesor. Presentándonos unos personajes más que interesantes, el autor sabe atrapar al lector mediante el interesante planteamiento de la trama y su desarrollo. Al igual que hacía Wagner en Batman y los Hombres Monstruo, este plaga la historia de guiños, detalles y apariciones de personajes clásicos del Caballero Oscuro (Harvey Dent, Catwoman, Capucha Roja…) para que aquellos lectores más versados en las historias de Batman sepan rápidamente ubicar cronológicamente la trama.

Repitiendo como autor completo de la obra, Wagner vuelve a encargarse del apartado gráfico del cómic. En esta historia se ocupa de enmendar algunos defectos que se le atribuía en la primera trama, como la falta de detallismo en los decorados o una mejor narrativa en las viñetas, pero aun así, estos no logran ser superados completamente. A pesar de esto, el trazo sencillo, el personal diseño de los personajes y la recreación de los entornos hacen que sus dibujos gocen de un encanto que se acopla perfectamente a la estética vintage de la trama. Ayudando a realizar este viaje al pasado repite de nuevo como colorista Dave Stewart, quien a pesar de realizar un trabajo completamente acorde con la obra, vuelve a dejar varias viñetas sin terminar de entintar. 

Conclusión: Recuperando estas historias en la que regresa a los orígenes del personaje, Wagner nos ofrece algo totalmente nuevo alejando al Caballero Oscuro de ese ambiente tétrico y lúgubre en el que estamos acostumbrados a ver al personaje para ofrecérnoslo desde un punto de vista que rezuma nostalgia, clasicismo e inocencia. Un soplo de aire nuevo basado en lo clásico. Dos de las mejores historias modernas del personaje que harán las delicias de sus seguidores.

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