lunes, 9 de junio de 2014

X-MEN: DÍAS DEL FUTURO PASADO

13 años después de su creación en 1963, la Patrulla X ideada por Stan Lee y Jack Kirby se acercaba al final de la década 70 aparentemente condenada a un lento y agónico olvido… Tanto es así, que la idea de que la cabecera mutante fuera borrada de la editorial cada vez parecía más la opción adecuada. A pesar de esto, en 1976 el guionista Chris Claremont aterrizó en la colección no solo salvando a la misma, sino dándole un nuevo enfoque que la convertiría en una de las series más importantes de la historia. 

Desde su llegada, este hizo que la nueva Patrulla-X viviera algunas de las aventuras más recordadas por los lectores de los mutantes: Fénix Oscura, Dios Ama, el Hombre Mata, Las Guerras Asgardianas, La Caída de los mutantes… Y, entre ellas, un cómic que sorprendió al lector de tal forma que ocupó un puesto al margen del tiempo junto a las más grandes obras. Hablamos de X-Men: Días del Futuro Pasado.


Esto es New York. La Gran Manzana. Hace tiempo, fue un buen sitio para vivir. Ya no lo es. La calle es Park Avenue. Cuando Kate Pryde era joven, fue uno de los barrios más selectos de la ciudad y del mundo. Ahora, es una ruina abandonada, carcomida, moribunda… como la ciudad, el país, el planeta. Bienvenidos al siglo XXI. The Uncanny X-Men #141

Sin más información que este introductorio texto, el guionista sorprendía a los lectores que abrían el número The Uncanny X-Men #141 (1976) arrastrándolos brutalmente hasta un futuro aterrador. Los Centinelas, mortales robots gigantes cazamutantes, gobernaban una post-apocalíptica Norte-América en la que los mutantes eran perseguidos y, con mucha suerte, recluidos en campos de concentración. 








Durante el reinado de terror instaurado por las máquinas, no eran pocos los superhérores y villanos que habían fallecido: los Cuatro Fantásticos, Spider-Man, los Vengadores, el Doctor Muerte… Como último recuerdo de aquella heróica generación, Tormenta, Coloso, Kitty Pryde, Rachel Summers, Magneto y Franklyn Richards vivían bajo el custodio de los Centinelas. Dispuestos a cambiar su presente a cualquier precio, estos habían contactado con Lobezno, quien dirigía la Resistencia Canadiense. Juntos, enviarían a alguien hasta el pasado para advertir a la Patrulla-X de 1980 del asesinato del senador Kelly a manos de la nueva Hermandad de Mutantes Diabólicos, hecho que desencadenaría el más letal y eficaz proyecto Centinela llevado a cabo y que resultaría ser la condena a muerte de los EE. UU

Con este propósito, la mente de la adulta Kitty Pryde era enviada hasta el cuerpo de la misma en 1980. Mientras que los supervivientes del siglo XXI llevaban a cabo el ataque definitivo a sus robóticos opresores, Espíritu (pues así era conocida Kitty Pryde por aquel entonces) debía convencer a los X-Men de 1980 del riesgo que corrían y evitar los catastróficos hechos en el senado que les llevarían al futuro del que ella venía. 

1980: La Imposible Patrulla-X: Lobezno, Coloso, Tormenta, Ángel, Espíritu y Rondador nocturno, se enfrentan a la nueva Hermandad de Mutantes Diabólicos en una sala de audiencias del senado de los Estados Unidos. 2013. Los sobrevivientes del mismo grupo de superhéroes mutantes luchan por sus vidas contra el irresistible poder de los centinelas en un desesperado intento de salvar al mundo de un holocausto nuclear. Y, uniendo esos dos mundos, esas dos desesperadas batallas, Katherine Pryde. En sus manos descansa el futuro de la humanidad, de los mutantes, de la misma Tierra. Fallar es impensable. Y aunque venza, quizá sea imposible lo que pretende: cambiar la historia.The Uncanny X-Men #142 

Esta era la ambiciosa historia que Chris Claremont tan magistralmente desarrollaría en dos únicos números: The Uncanny X-Men #141-142. En ellos, tal como comentábamos, el aclamado guionista sorprendía a los lectores narrándoles una historia completamente rompedora sobre un oscuro futuro. De forma brillante, Claremont iba intercalando las dos realidades de tal manera que, a pesar de lo complejo de la historia, esta atrapaba a los lectores mediante un fluido, emocionante y genialmente narrado desarrollo. Además, el guionista no abandonaba la complejidad moral de la que venía dotando a sus personajes desde su llegada a la colección. 

Aprovechándose de las múltiples posibilidades que le brindaba el escribir sobre un futuro tan posible como improbable, el de Londres contaba con carta blanca para matar a los más importantes personajes de la Casa de las Ideas ya que, en la situación extrema que había recreado, los héroes eran llevados a sus límites a sabiendas de que cualquier cosa que les sucediera sería mejor que el horroroso presente que les había tocado vivir. 

Además de sus valiosas aportaciones al argumento, el mítico John Byrne se encargaba de recrear dos realidades tan duras como distintas. En cada una, Byrne ofrecía un entorno completamente diferente y caracterizado en función de lo que había ocurrido en él. Así, los oscuros y catastróficos recovecos de la América de 2013 se iban alternando con los espaciosos y lujosos escenarios en los que combatía la Patrulla-X de 1980. El resultado tan logrado tanto en los entornos, como en las expresiones corporales de los personajes, como en el planteamiento de las escenas tuvo como fruto que este cómic nos dejara con algunas de las viñetas más memorables de la historia del noveno arte. 

Conclusión: Claremont y Byrne son los responsables de un cómic que se convertiría en todo un símbolo de su etapa y de la historia de los cómics en general. Original, complejo, perfectamente desarrollado, con dibujos de calidad… X-Men: Días del Futuro Pasado se presenta como una de aquellas obras que todo buen lector que se precie debería de leer (al menos) una vez.

2 comentarios:

  1. Así es, todo un clásico y una verdadera obra de arte digna de referencia... Buen trabajo de reseña...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Uno de los muchos clásicos que nos dejó la etapa de Claremont en los X-Men... ¡Muchas gracias! :)

      Eliminar