A pesar de que
hace más de dos siglos de que el asesino de Whitechapel acometiese su famosa y
triste hazaña, con el paso de los años, su leyenda no ha disminuido. Todo lo
contrario. Con la proliferación de los distintos medios, este ha ido
protagonizando diferentes obras en las que cada autor ofrecía su particular
versión de los hechos, y el mundo del cómic no ha sido una excepción.
Ya lo trató
Alan Moore en el clásico From Hell, la incursión más famosa de Jack el Destripador
en el noveno arte, y Rick Geary relataba los acontecimientos fidedignamente en
Jack the Ripper. Pero, alejándose de estas versiones más leales a lo ocurrido,
surgió Batman: Gotham a Luz de Gas, el cómic que se acabaría siendo considerando como
la primera entrega de la línea Elsewords.
La historia que Brian Augustyn guionizaba y que Mike Mignola dibujaba sobre el asesino de Whitechapel se diferenciaba del resto de relatos con los que compartían temática en que no centraban su trama en lo ocurrido en Londres durante 1888. En esta ocasión, los autores basarían su historia en una teoría que apuntaba a que, tras sus crímenes en el viejo continente, Jack el Destripador habría cruzado el Atlántico con rumbo a Estados Unidos. Más concretamente, Gotham, ciudad a la que veríamos como retornaba en el tiempo para ofrecer su versión victoriana.
La historia que Brian Augustyn guionizaba y que Mike Mignola dibujaba sobre el asesino de Whitechapel se diferenciaba del resto de relatos con los que compartían temática en que no centraban su trama en lo ocurrido en Londres durante 1888. En esta ocasión, los autores basarían su historia en una teoría que apuntaba a que, tras sus crímenes en el viejo continente, Jack el Destripador habría cruzado el Atlántico con rumbo a Estados Unidos. Más concretamente, Gotham, ciudad a la que veríamos como retornaba en el tiempo para ofrecer su versión victoriana.
La historia
arranca cuando Bruce Wayne regresa a Gotman de su viaje por Europa, y en
especial Londres, donde ha estado preparándose para iniciar su cruzada contra
el crimen. Con su regreso, este descubre que la ciudad ha cambiado, aumentando
la criminalidad, pero él no es el único oscuro personaje que desembarca en la
ciudad... Obviando los crímenes de Jack el Destripador durante su estancia en
Londres, Bruce deberá dar con este no solo con fin de aplacar los asesinatos de los gothamitas,
sino para salvar tanto la reputación del nuevo justiciero de Gotham, Batman,
como la suya propia.
En esta
historia breve, Brian Augustyn saca el lado más detectivesco del protagonista
desarrollando la trama a través del planteamiento de diversos misterios y
enigmas y sorprendiendo con diversos giros argumentales. Es por ello que, siendo
una historia en la que el factor sorpresa es un elemento clave, resulta un
tanto decepcionante que la trama pueda resultar predecible. A pesar de esto, Augustyn
es capaz de saber cómo mantener al lector atento mediante un más que interesante
desarrollo, sorprendiendo así con la resolución final de la trama.
Por su parte,
Mike Mignola realiza un genial trabajo en el que, a pesar del trazo
extremadamente sencillo que en ocasiones caracteriza al autor, destaca su
habilidad para recrear la versión victoriana de Gotham, ofreciéndole ese
ambiente oscuro tan propio que requiere la trama. Igualmente, también se
muestra acertado al crear la réplica victoriana de los personajes: atuendos,
rostros… A este trabajo de ambientación tan conseguido también ayuda la labor del
entintado y el coloreado, las cuales, a pesar de algún que otro fallo, aportan
intensidad a la trama.
Tanto el
trabajo de Augustyn como el de Mignola hacen que, desde el comienzo, el
bat-universo se adapte a la perfección no solo a la época decimonónica, sino
también a la historia de Jack el Destripador, la cual encaja perfectamente con
la naturaleza del Caballero Oscuro.
Debido al éxito
que consiguió Gotham a Luz de Gas, se publicó en 1991 su secuela, Batman: Amo
del Futuro. Para ella, Augustyn retomaba la trama del Caballero Oscuro
victoriano desde donde la había dejado. Pero en esta ocasión, sustituiría a
Mike Mignola por Eduardo Barreto.
Esta historia
muestra a un Bruce Wayne que, tras haber resuelto el caso de Jack el
Destripador, decide abandonar el manto del murciélago. Ahora, mucho más inmerso
en la vida social, ha comenzado una relación con Julie Madison y forma parte
activa de la alta sociedad gothamita. Pero, la irrupción del villano Leroi
amenazando su ciudad hará que se plantee el recuperar la capa.
En esta trama
argumental Augustyn abandonará el género detectivesco para guionizar una
historia en la que prime la aventura. A pesar del atractivo que posee la trama
al adaptar a los personajes que vimos en la anterior historia y algunos nuevos
a la época victoriana, esta se puede resultar una historia más que apenas destaca.
Lejos de gozar
de especial originalidad, nos encontramos de nuevo con el típico villano que
amenaza a Gotam y que Batman debe detener. Con fin de aderezar un poco más la
trama, el guionista incluye alguna que otra trama secundaria que, realmente, no
aporta gran cosa a la misma. A pesar de esta simplicidad que caracteriza a este
segundo arco argumental, Batman: Amo del Futuro no deja de ser una historia
entretenida e interesante.
Ayudando a
embellecer el resultado final de esta segunda historia, Eduardo Barreto realiza
unos elegantes dibujos con los que logra reflejar el lado más lujoso de aquella
sociedad, destacando el interés del artista por los detalles.
Ambas historias se encuentras reunidas en un mismo volumen rústico por ECC. El precio del mismo es de 11.95, incluyendo entre sus 125 páginas algunos extras como introducción, epílogo, las portadas y unas breves biografías sobre sus autores.
Conclusión: A pesar de ser de diferente calidad, nos encontramos con dos historias más
que interesantes sobre el Caballero Oscuro que, sobre todo la primera,
cualquier seguidor del mismo debe tener. Además, ambos dibujantes consiguen un
trabajo muy elaborado.
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