lunes, 4 de agosto de 2014

BATMAN: GOTHAM A LUZ DE GAS


A pesar de que hace más de dos siglos de que el asesino de Whitechapel acometiese su famosa y triste hazaña, con el paso de los años, su leyenda no ha disminuido. Todo lo contrario. Con la proliferación de los distintos medios, este ha ido protagonizando diferentes obras en las que cada autor ofrecía su particular versión de los hechos, y el mundo del cómic no ha sido una excepción.

Ya lo trató Alan Moore en el clásico From Hell, la incursión más famosa de Jack el Destripador en el noveno arte, y Rick Geary relataba los acontecimientos fidedignamente en Jack the Ripper. Pero, alejándose de estas versiones más leales a lo ocurrido, surgió Batman: Gotham a Luz de Gas, el cómic que se acabaría siendo considerando como la primera entrega de la línea Elsewords

La historia que Brian Augustyn guionizaba y que Mike Mignola dibujaba sobre el asesino de Whitechapel se diferenciaba del resto de relatos con los que compartían temática en que no centraban su trama en lo ocurrido en Londres durante 1888. En esta ocasión, los autores basarían su historia en una teoría que apuntaba a que, tras sus crímenes en el viejo continente, Jack el Destripador habría cruzado el Atlántico con rumbo a Estados Unidos. Más concretamente, Gotham, ciudad a la que veríamos como retornaba en el tiempo para ofrecer su versión victoriana.

La historia arranca cuando Bruce Wayne regresa a Gotman de su viaje por Europa, y en especial Londres, donde ha estado preparándose para iniciar su cruzada contra el crimen. Con su regreso, este descubre que la ciudad ha cambiado, aumentando la criminalidad, pero él no es el único oscuro personaje que desembarca en la ciudad... Obviando los crímenes de Jack el Destripador durante su estancia en Londres, Bruce deberá dar con este no solo con fin de aplacar los asesinatos de los gothamitas, sino para salvar tanto la reputación del nuevo justiciero de Gotham, Batman, como la suya propia.



En esta historia breve, Brian Augustyn saca el lado más detectivesco del protagonista desarrollando la trama a través del planteamiento de diversos misterios y enigmas y sorprendiendo con diversos giros argumentales. Es por ello que, siendo una historia en la que el factor sorpresa es un elemento clave, resulta un tanto decepcionante que la trama pueda resultar predecible. A pesar de esto, Augustyn es capaz de saber cómo mantener al lector atento mediante un más que interesante desarrollo, sorprendiendo así con la resolución final de la trama.

Por su parte, Mike Mignola realiza un genial trabajo en el que, a pesar del trazo extremadamente sencillo que en ocasiones caracteriza al autor, destaca su habilidad para recrear la versión victoriana de Gotham, ofreciéndole ese ambiente oscuro tan propio que requiere la trama. Igualmente, también se muestra acertado al crear la réplica victoriana de los personajes: atuendos, rostros… A este trabajo de ambientación tan conseguido también ayuda la labor del entintado y el coloreado, las cuales, a pesar de algún que otro fallo, aportan intensidad a la trama.

Tanto el trabajo de Augustyn como el de Mignola hacen que, desde el comienzo, el bat-universo se adapte a la perfección no solo a la época decimonónica, sino también a la historia de Jack el Destripador, la cual encaja perfectamente con la naturaleza del Caballero Oscuro.

Debido al éxito que consiguió Gotham a Luz de Gas, se publicó en 1991 su secuela, Batman: Amo del Futuro. Para ella, Augustyn retomaba la trama del Caballero Oscuro victoriano desde donde la había dejado. Pero en esta ocasión, sustituiría a Mike Mignola por Eduardo Barreto.

Esta historia muestra a un Bruce Wayne que, tras haber resuelto el caso de Jack el Destripador, decide abandonar el manto del murciélago. Ahora, mucho más inmerso en la vida social, ha comenzado una relación con Julie Madison y forma parte activa de la alta sociedad gothamita. Pero, la irrupción del villano Leroi amenazando su ciudad hará que se plantee el recuperar la capa.


En esta trama argumental Augustyn abandonará el género detectivesco para guionizar una historia en la que prime la aventura. A pesar del atractivo que posee la trama al adaptar a los personajes que vimos en la anterior historia y algunos nuevos a la época victoriana, esta se puede resultar una historia más que apenas destaca.

Lejos de gozar de especial originalidad, nos encontramos de nuevo con el típico villano que amenaza a Gotam y que Batman debe detener. Con fin de aderezar un poco más la trama, el guionista incluye alguna que otra trama secundaria que, realmente, no aporta gran cosa a la misma. A pesar de esta simplicidad que caracteriza a este segundo arco argumental, Batman: Amo del Futuro no deja de ser una historia entretenida e interesante.

Ayudando a embellecer el resultado final de esta segunda historia, Eduardo Barreto realiza unos elegantes dibujos con los que logra reflejar el lado más lujoso de aquella sociedad, destacando el interés del artista por los detalles.


Ambas historias se encuentras reunidas en un mismo volumen rústico por ECC. El precio del mismo es de 11.95, incluyendo entre sus 125 páginas algunos extras como introducción, epílogo, las portadas y unas breves biografías sobre sus autores.

Conclusión: A pesar de ser de diferente calidad, nos encontramos con dos historias más que interesantes sobre el Caballero Oscuro que, sobre todo la primera, cualquier seguidor del mismo debe tener. Además, ambos dibujantes consiguen un trabajo muy elaborado.

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