En 2014, Boyhood hacía historia en
el cine al estrenarse tras 12 años de grabación. La narración del crecimiento
del joven Mason conquistó tanto a la crítica como al público por su calidad y
por la hazaña que perpetró el director Richard Linklater. Pero en este recién
acabado 2014 no solo se marcó la historia del cine con este gran proyecto, pues con un idea no menos rompedora llega Birdman o (la inesperada virtud de la ignorancia),
una película montada íntegramente como una única escena.
Con ella, el director Alejandro
González Iñárruti abandona los dramas que tantos éxitos le dieron (como 21
gramos, Babel o Biutiful) para probar suerte con uno de los géneros menos
valorados: la comedia. Pero, realmente, poco tiene de arriesgado ninguna
película cuando reúnes a un reparto que incluye a actores de la talla de Edward
Norton, Emma Stone, Naomi Watts o Michael Keaton, el veterano actor que tras
triunfar en la transición de los 80 a los 90 con su “I´m Batman”, parecía que
pocos éxitos más les depararía su trayectoria como actor.
Birdman cuenta las aventuras de
un grupo de teatro liderado por un actor que, tal como le ocurre al propio Keaton,
busca reencontrarse con el éxito tras haber sido la estrella hollywoodiense que
un día interpretó una taquillera saga superheróica... Luchas de egos, actores
del método y rencillas entre torturados personajes son las piezas clave de esta
comedia negra presentada como un sitcom, una trama carente de eje central potente
pero que reflejará las difíciles y surrealistas vivencias de sus personajes de
forma única. Porque en Birdman, lo importante no es lo que cuenta, sino cómo lo
cuenta.
Desde un principio, la cinta te
atrapa y sumerge en el teatro St. James, el cual se convertirá en un actor más
al desarrollarse la película casi de forma íntegra en su infinito laberinto de
pasillos y camerinos. Además, la personal estética que lucen sus paredes y
tapizados imprime a la película espíritu y encanto propio.
Pero si atrapante resulta la
estética que tiene la película con sus cuidados colores y decorados, la realización
de la cámara diseñada por Iñárritu es completa y absolutamente hipnotizante.
Durante los 119 minutos que dura la película, nos encontramos con una única
toma, un plano secuencia que nos lleva desde las más profundas e íntimas entrañas
del teatro hasta la multitudinaria Times Square, pasando por las bambalinas,
los bares de copas, el patio de butacas y las tablas del teatro. Un auténtico
trabajo milimétrico de ingeniería que ya de por sí hace de esta película una joya del cine, una clase magistral de planos, fotografías y dirección
de cámara. Nada más comenzar la película, lo único que el espectador desea es que
la cámara no pare de grabar, de bailar por los pasillos y camerinos de la mano
de esta peculiar compañía de teatro.
Pero no solo de secuencias (o más
bien secuencia) imposibles y de encantadores diseños vive Birdman. Michael
Keaton recorre el camino que ya hizo el año anterior Matthew McConaughey y
resurge de la manera más formidable posible... Más que regresar, irrumpe de nuevo
en el juego de la interpretación. Su caracterización de Riggan es completa,
creíble y llena de matices. Un loco en su afán de triunfo que ha de cargar con
su vida hasta la cumbre del éxito. Pero si brillante es el antiguo Batman, este encuentra una réplica a su nivel en Edward Norton. Decir que el actor
de American History X es un genio no es nada nuevo, pero en esta ocasión
el actor derrocha toda su carisma para interpretar a un personaje tan canalla y cínico como encantador. Sin lugar a dudas, una de las mejores interpretaciones del año.
Y complementando la brillante labor actoral del reparto, Emma Stone aborda
un personaje complejo desde la sensibilidad para mostrarnos la martirizada hija de Keaton. A la zaga van Naomi Watts, Zack Galifianakis y Andrea Riseboroug, quienes a pesar de no brillar con la misma intensidad cegadora que
Norton, Kane o Stone, cumplen de forma admirable al no desentonar entre tanto
genio.
Completando la formación íntegra
de los personajes, nos encontramos con unos diálogos ingeniosos, críticos,
chispeantes y, en general, brillantes, dejándonos momentos y líneas para
recordar, de esas que golpean y no se olvidan.
Aderezando esta atmósfera de genios y genialidades, Antonio Sánchez compone una banda sonora
vibrante que, a pesar de su escasa presencia, nos ayudará a sumergirnos en la
locura de estas pobres gentes que intentarán sobrevivir al estreno de la obra.
Por otro lado, lejos de
encontrarnos una película meramente técnica o estética, el director hace de esta historia
un ejercicio de crítica y reflexión que no dejará indiferente al espectador.
Blanco de sus ácidos comentarios es el actual amor del cine por los
blockbusters (y especialmente los superheróicos), la sociedad que ve su vida a través
de los móviles, la propia crítica... Y ayudando a crear esos personajes profundos, plantea cuestiones como cuál es el precio
de la fama y si todo vale en esas búsqueda de las mieles del éxito, entre
otras muchas.
Conclusión: Actuaciones,
secuencias, mensaje, fotografía, estética… Sublime. El ambicioso e inteligente trabajo realizado por
González Iñárritu hace que Birdman sea de todo menos una virtud inesperada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario